Bernardo y Canelo van juntos al Gran Circo Tibora pero , como no permiten llevar perros, Canelo debe ocultarse en una cesta durante la dunción. Más tarde, en casa, deciden aprender trucos y malabarismos de circo por su cuenta. Con una dosis de humos, Fernando Krahn retrata la amistad incondicional que existe entre un niño y su mascota.