Dos científicos españoles han logrado hasta la fecha el máximo reconocimiento del premio Nobel. El paralelismo de sus trayectorias científicas, salvando las evidentes diferencias biográficas, nos permite trazar una parábola del devenir científico español desde mediados del siglo XIX hasta los años setenta del siglo XX.
Cajal y Ochoa. Considerados popularmente como grandes sabios, elevados en algún momento casi a la categoría de santos laicos, ambos intentaron canalizar la repercusión pública de su trabajo científico y los premios internacionales para promover una mejora de las instituciones científicas españolas.