En la Italia medieval, vivía un niño llamado Leonardo Fibonacci, que soñaba de día y de noche con los números. Él era un soñador y la gente no lo comprendía. Cuando Leonardo creció y viajó por el mundo, descubrió que existían otras maneras de escribir los números y estudió todo lo que pudo sobre ellos. Fibonacci vio que muchas cosas en la naturaleza, desde el número de pétalos en una flor a la espiral de una concha, parecen seguir un patrón determinado. El niño del que todos se burlaban por pensar obsesivamente en los números había descubierto lo que llegó a ser conocido como la Secuencia de Fibonacci y fue uno de los mayores matemáticos de la Historia.
A partir de 6 años.