Hachid no tiene dinero para comer así que, para matar el hambre, se dedica a oler los aromas del mercado y de los restaurantes de la ciudad. Sin embargo, un día, el dueño de uno de ellos le exige que pague por degustar el olor de sus platos. Confuso y sorprendido, Hachid se niega. Será el gran Califa quien tenga que resolver tan singular altercado.
La sabiduría y el sentido común son las claves de esta historia inspirada en un cuento tradicional.