El tierno osito que no quería dormir nos enterneceahora con una nueva aventura, intentando buscar supropio espacio de autonomía. Muy en consonanciacon los sentimientos de la infancia, el pequeño buscaun pretexto para volver a casa tras la aventura yrecobrar los calentitos brazos de Oso Grande. Unasilustraciones que combinan acuarela y lápiz, coninteresantes juegos de luz, componen escenas quedespiertan la sensibilidad del lector. Se agradece laalusión a la lectura, como recompensa final del día.